Desde la evaluación diagnóstica cualitativa que el Programa Convivencia Saludable viene realizando sobre centros educativos en todos los subsistemas, aquí se presenta un análisis de los marcos normativos hallados, conociendo entre otras cosas: de dónde surgen las normas, cómo se aplican, quiénes participan en su construcción.
Los hallazgos efectuados en los centros educativos del Consejo de Educación Inicial y Primaria permiten afirmar que son, de conjunto, homogéneos. En este sentido, se atribuye especial importancia al respeto de los tiempos institucionales (los horarios de entrada, de salida, de recreo, de realización de actividades curriculares) y al cuidado de los espacios al interior del establecimiento (comedor escolar, sala de lectura, rincón de ciencias, patios, entre otros). Por tanto, la lógica del “disciplinamiento” es vital tanto en el acontecer como en el advenimiento de las instituciones educativas.
Por otra parte, emergen algunas normas relativas a la presentación de la persona en el espacio escolar. A tales efectos se insiste con relativa frecuencia en la pulcritud de la túnica, en la limpieza de la vestimenta y en el aseo personal. Además, se enfatiza en la no inclusión de elementos que distorsionen el uniforme escolar, tales como gorros o capuchas que puedan cubrir el rostro de los alumnos. Finalmente, se encuentran normas vinculadas al respeto de los “otros”, que son usualmente formalizadas a través de las prohibiciones de golpear, insultar, maltratar o violentar.
Por lo general, aparece la referencia a la idea de que las normas vigentes son “conocidas” por los integrantes del centro educativo, lo cual conlleva a que las mismas no sean explicitadas o trabajadas. Precisamente, este hecho motiva a reflexionar acerca de la labor pedagógica que la escuela habría de encarar en torno a la cuestión de las normas, preguntándose básicamente sobre la viabilidad, validez y pertinencia que tienen algunas de las que se implementan o practican de forma cotidiana en el espacio escolar.
Si nos detenemos en el Consejo de Educación Secundaria una gran proporción son de funcionamiento y, como en el caso anterior, surgen vinculadas a las regulaciones de los tiempos y espacios de la propia institución.
En comparación con Primaria, en este subsistema sí adquieren más importancia las normas vinculadas a la presentación de los sujetos en la institución. El uniforme liceal juega aquí un papel importante, sobre todo porque su utilización no es universal, a diferencia de lo que sucede con la túnica y la moña en la Educación Primaria. Por último, no se indican las normas vinculadas al respeto del otro: no golpear, no insultar. Esta situación parece derivar del hecho de que, en Educación Secundaria, se espera que ello sea ya un asunto de sentido común por parte de los estudiantes.
Por su parte, en los centros educativos del Consejo de Educación Técnico Profesional donde investigamos, a las normas de funcionamiento y de presentación de la persona se les suma, en algún caso, la reiteración de las normas de respeto a los otros. En este ámbito institucional, es importante subrayar que la especificidad de la tarea educativa hace que, en todos los casos, se mencionen normas claras en relación al trabajo, a los talleres o respecto al cuidado del entorno. Asimismo, las normas para regular la vida en los internados están bastante definidas.
En síntesis, existe un gradiente donde los centros educativos de Educación Primaria y de Educación Técnico Profesional exhiben un mayor detalle de las normas y reglas de convivencia en la institución. En el Consejo de Educación Secundaria, los decálogos normativos son sensiblemente más breves, pero el conjunto de normas que se implementa es bastante similar al de los otros dos subsistemas: operan en la negación, no son propositivas. La mayoría de estos marcos normativos refiere a lo que se habilita y se entiende como conducta “adecuada” –o lo que se define como comportamiento “válido”– partiendo, sobre todo, desde la prohibición.
¿Cómo y dónde se construyen las normas?
El modo en que estas normas son construidas y legitimadas presenta variantes significativas no solo entre subsistemas, sino incluso a la interna de un mismo subsistema.
En Primaria la idea de construcción colectiva está presente, por tanto, de un modo significativo, ya que se trata prácticamente de la mitad de los centros. Esta participación o su reafirmación aparecen planteadas como un elemento pedagógico y educativo que, por vía de la “reflexión”, actualiza la validez y la legitimidad de estas normas.
En el Consejo de Educación Técnico Profesional, solamente se menciona la construcción de acuerdos de convivencia en dos de los nueve centros trabajados, lo que indica que se trata de situaciones de excepcionalidad.
En el Consejo de Educación Secundaria, la construcción de normas no involucra a los estudiantes en seis de los diez liceos trabajados. Su elaboración se hace desde la dirección y el cuerpo docente, difundiéndose y dándose a conocer luego entre los estudiantes. En los cuatro establecimientos restantes sí se incluye la participación de los estudiantes al momento de construir las pautas de regulación de la vida institucional, aunque únicamente en uno de ellos existe un acuerdo de convivencia que no solamente incorpora a los alumnos, sino también a los padres.
A la luz de esta primera aproximación, nuestra cultura normativa parece estar cambiando. Si bien son mayoría los centros que elaboran desde la dirección y el cuerpo docente las normas y reglas que los regirán, un conjunto significativo de instituciones van abriendo paso a la voz de los estudiantes.
No obstante, la concreción de “acuerdos de convivencia” colectivos (que incluyan a los estudiantes) resulta aún escasa. A ello se suma el carácter usualmente prohibitivo y restrictivo de estas reglas, centradas en el ordenamiento y el disciplinamiento de la tarea escolar. Así, podemos establecer que los marcos normativos encontrados en la mayoría de nuestros centros de enseñanza son usualmente “decálogos o listas” en los que se detallan comportamientos prohibidos (Litichever, 2011) y elaborados muy pocas veces con la participación de estos estudiantes.
Elaborado por Álvaro Levín a partir del libro “Gramatica(s) de la Convivencia” (Viscardi y Alonso, 2013)
Referencia Bibliográfica
LITICHEVER, Lucía (2011): “Un análisis de la convivencia en las escuelas a partir de los marcos normativos”. Ponencia presentada en IV Jornadas de investigación y III de Extensión, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Montevideo, Uruguay.